Ana Ballabriga, psicóloga, formadora, escritora y productora audiovisual, está impartiendo en ISEN un curso sobre escritura de ficción en el que desgrana los elementos fundamentales para llevar a cabo una historia que atrape al lector.
Para escribir hace falta algo más que imaginación ¿usted que cree que necesitamos para trazar una buena historia?
Te diría que una buena idea, personajes interesantes, conflictos potentes, una estructura bien armada… O quizás nada de eso. Hay grandes historias que nacen de ideas sencillas (como Nada de Carmen Laforet), que contienen un protagonista anodino (como la trilogía de Harry Potter, de J.K. Rowling), donde los conflictos son internos (como en El guardián entre el centeno de Salinger) o en las que la estructura es caótica (como Rayuelade Cortázar). Ahora bien, en la literatura ocurre como en la pintura, es conveniente conocer las técnicas para después seguirlas o romperlas; antes de hacer arte abstracto hay que dominar el figurativo. Para escribir, sean historias convencionales o arriesgadas, debemos tener conocimientos sobre cómo crear historias. Y, por supuesto, para escribir hay que leer mucho, y para escribir bien, hay que escribir mucho.
¿Cómo va a plantear este curso que va a impartir en ISEN y cuáles son sus objetivos?
Voy a ir desgranando los elementos básicos que componen las historias, desde la idea inicial, pasando por los personajes, la trama y la estructura, hasta cuál es el proceso de publicación de un libro. El objetivo es desmitificar el oficio de escribir y ofrecer una imagen más real y ajustada, una imagen que pasa por el trabajo duro, la constancia y la formación continua. Pretendo que quede claro es que el talento natural no es suficiente, conocer la técnica es imprescindible.
¿Que les diría a los jóvenes y universitarios de hoy para que entendieran la importancia de la lectura?
Creo que todos somos conscientes de la importancia de la literatura para crear pensamiento. Nuestro pensamiento está compuesto por palabras, frases y por razonamientos. Lo difícil es conseguir que, en la época de lo inmediato, jóvenes o no jóvenes dediquen tiempo a lo que les beneficia pero que necesita de esfuerzo, frente a lo que solo entretiene y es fácil de consumir.
-¿Cree que momentos como el actual, en el que estamos más en casa debido al confinamiento, es más propicio para que la gente se anime a escribir?
En momentos de tanta tensión, hay quien canaliza esa energía hacia la escritura. También hay quien se siente bloqueado por esa misma energía. En mi caso, la literatura siempre está presente, es el oasis en el que me refugio cuando la realidad me supera y cuando no.