José Antonio Martínez-Oliva Puerta
Profesor de japonés de ISEN
¿Cómo está trabajando con sus alumnos tras la medida de confinamiento?
Todos los grupos de japonés se han adaptado a clases «online» mediante el uso de videoconferencias. Además, los alumnos están realizando tareas extra en casa y enviándome correos electrónicos para que se las corrija. Pudiera parecer que el confinamiento nos ha separado «físicamente», pero creo con sinceridad que estamos todos más cerca y unidos que nunca. Estoy muy orgulloso del gran espíritu y del tesón que están demostrando los alumnos de japonés. Cada correo de ellos que recibo con una tarea para corregir es un motivo más para seguir adelante. Además, estamos cumpliendo con el plan de estudios programado. Se echa de menos la proximidad de las clases, pero nada nos está impidiendo seguir adelante.
¿Qué enseñanza cree que vamos a sacar de esta crisis sanitaria?
Bueno, yo sigo desde el principio las noticias de Japón y creo que es importante ver cómo han tratado este tema allí, uno de los países con menor número de infectados. Ahora bien, dejando aparte el tema de las medidas tomadas, hay una frase del budismo zen que me encanta: «Itai dôshin» (distinto cuerpo, un mismo espíritu). Creo que todo esto nos servirá para unirnos más como sociedad y afrontar de manera más decidida y sin ningún tipo de obstáculos los retos que superan otras cuestiones menos importantes. Resumiendo un poco lo que digo en él, Japón es un país con una tremenda cohesión social, fruto quizá de la cantidad de desastres naturales que han tenido que afrontar a lo largo de su historia, sin contar con la influencia del budismo zen, la filosofía de Confucio, etc. Creo que debemos despertar como sociedad y funcionar más unidos frente a este tipo de desastres. El mundo se hará cada vez más pequeño y las virtudes de unos y de otros nos fortalecerán mutuamente.
¿Qué les recomendaría a los alumnos de japonés para aprovechar estos días?
Son una oportunidad. Hay un proverbio en Japón que dice «Wazawai wo tenjite fuku to nasu» (Dale la vuelta a la desgracia y conviértela en felicidad). En realidad, nada es bueno o malo de por si. Todo reside en nuestra mente (Issai yuishin zô – proverbio zen-), por lo que el confinamiento puede ser una oportunidad para crecer a nivel interior, para leer, meditar, aprender nuevas palabras, expresiones. Tenemos internet, cuyo uso consciente y proporcionado nos aporta cantidad de información útil para mejorar nuestras habilidades lingüísticas. Yo les diría a mis alumnos que se divirtieran aprendiendo, que usaran su soledad forzada para encontrarse y para crecer en todos los sentidos. Suki koso mono no jyôzu nare (precisamente por que te gusta llegarás a ser bueno en algo). Les diría que encontraran en el aprendizaje una manera de mejorar.
Usted está muy ligado a Japón, un país muy espiritual. Díganos algún consejo que podríamos poner en práctica para hacer estos días más llevaderos.
Realmente es terrible lo que está pasando. Yo también tengo mis días malos en los que el pesimismo predomina. Pero es en estas situaciones cuando mayor es la oportunidad de crecer. En Japón, los dioses Shintô o Kami son personas normales y corrientes, como nosotros, que dedican su vida a un arte o una ciencia, como Sugawara no Michizane u otros. La búsqueda de la perfección no requiere factores externos. La introspección es algo positivo y necesario. Ahora se nos dice que no salgamos, pero lo hacemos por el bien de todos. A la vez que funcionamos como una pieza del engranaje total, debemos cultivar en el día a día nuestro espíritu. Otra frase que me encanta es la de Sessa takuma. Se podría traducir por algo así como «esforzarse juntos para mejorar». El esfuerzo de uno no solo sirve para la conseguir un mejor trabajo o tener más conocimientos, sino que contribuye al bien común. Necesitamos ciudadanos comprometidos con su aprendizaje para mejorar la sociedad a través de ellos.